El pescado es un alimento de fácil digestibilidad, blando y de cocción rápida, adecuado para todas las edades y dietas. Como producto de origen animal, contiene múltiples nutrientes que contribuyen al crecimiento, el desarrollo y el bienestar. Además es una fuente de grasas esenciales para lograr una nutrición adecuada.

El pescado y los mariscos aportan ácidos grasos indispensables para el organismo, los omega 3 marinos conocidos como DHA(docosahexaenoico) y EPA (eicosapentaenoico). Además aportan proteínas de alta calidad, minerales como hierro y zinc y vitaminas.

Hay evidencia firme de que el consumo de pescado ofrece beneficios para la salud desde la gestación, en la primera infancia y a lo largo de la vida. Las cualidades saludables se deben en gran parte a la grasa del pescado, los omega 3 marinos que se encuentran en mayor medida en los pescados azules. Se ha comprobado que el beneficio de los componentes del pescado es mayor y tiene su acción óptima al consumirse en su vehículo natural, que es el propio alimento.
El pescado también aporta otros nutrientes esenciales. Como las carnes en general, la carne de pescado es rica en proteínas de buena calidad. Las proteínas son fundamentales para el crecimiento, la formación y reparación de tejidos, y también para el sistema inmune, a cargo de las defensas contra enfermedades.

Debido a su origen animal, su carne contiene hierro y zinc, nutrientes esenciales para el crecimiento y el desarrollo. El aporte de vitaminas como la B12 es indispensable para evitar la anemia. La grasa que contiene el pescado también es vehículo de las vitaminas A, D, E y K. Los pescados grasos son, además, una buena fuente de vitamina D, una vitamina poco frecuente en otros alimentos.

Los beneficios del consumo de pescado en niños pequeños están vinculados a su mejor desarrollo en esa etapa de la vida. Además, ya desde ese momento se está marcando la protección que tendrán en el futuro, al instalar el hábito de consumo de pescado y de productos marinos. Este hábito de consumo, construido en la infancia y sostenido a lo largo de la vida, podrá prevenir enfermedades en la adultez.

El consumo de pescado, en particular de pescados grasos, disminuye el riesgo de muerte por causas cardíacas. Algunos países, como Japón y España, tienen una mortalidad menor de la esperada por causa cardíaca, lo que se podría explicar, en parte, por los factores dietéticos y entre ellos el alto consumo de pescado. Para aquellas personas con mayor riesgo de tener problemas cardiovasculares un consumo frecuente de pescados grasos (dos veces o más por semana) tiene un efecto protector y preventivo.

¿Qué son los ácidos grasos?

Los ácidos grasos forman parte de las grasas (lípidos)* más abundantes.
Según su estructura, los ácidos grasos se pueden clasificar en insaturados o saturados.
Algunos ácidos grasos insaturados son esenciales para el organismo humano. Si bien es posible obtener ácidos grasos insaturados omega 3 de alimentos vegetales, como algunos aceites y semillas, el organismo debe transformarlos para que se conviertan en EPA y DHA. El metabolismo humano es poco eficiente para hacer esta transformación, por lo que es mejor consumirlos de forma directa, como los aporta el pescado.

Los ácidos grasos saturados en exceso son malos para la salud cardiovascular y se los debe limitar. Esto significa limitar el consumo de alimentos que los contienen, como carnes rojas, embutidos, chorizos, panchos, fiambres, manteca, crema de leche y grasa animal, así como también aquellas preparaciones que contengan estos productos. El pescado tiene bajos niveles de ácidos grasos saturados, por lo que resulta un buen sustituto para carnes rojas y aves en la alimentación semanal.

Lic.Nut.Ianna Lakierovich

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